Al llegar a su casa con rosas rosas “las que si enamoran” como dijo el del puestito (lo que inventan con tal de vender), Pedro se quitó la corbata y las mancuernas, y se sorprendió de que Elena también tenía preparado algo especial: una botella de Vino rosado enfriándose para tomar juntos antes de cenar.
Abrieron la botella y él le agradeció el detalle pues una copa de Vino siempre es buena después de un día de mucha chamba. Ella estaba entretenida platicándole que ese Vino, lo había conocido en casa de Carla su amiga cuando se juntaron todas y le confesó que ella también (como Carla) quiere unos cuatitos algún día. Siguieron platicando y concluyeron que Vino rosado era la opción ideal para llevar a Acapulco en Semana Santa junto con las botanas que les encargaron. Después siguió la plática y… Pedro y Elena hoy tienen cuates. Continue reading El Vino en rosa